lunes, 8 de mayo de 2017

Mi pasado pesado

Acabamos APA, y eso alegra mi corazoncito. Esa felicidad merece 1200 palabras, así sea domingo, este en mi esponjosa cama, al lado de mi esponjoso gato y usando mi esponjoso pijama, dejaré atrás la pereza que invade mi cuerpo para que mi blog se encargue de registrar para la eternidad que soy libre de estas reglas, al menos durante la clase.

Internet hace parte de nuestro día a día, no podemos imaginar un día sin celular, sin revisar nuestras redes o correo, o sin jugar Clash of clans. En esta sala muchos tenemos dispositivos móviles en la mano, justo ahora y no está mal, así que frescos, no los suelten.
Pero para llegar a este punto, en la que el celular es una extensión de nuestro cuerpo han tenido que pasar ciertas cositas. Hacemos parte de una generación que nació justo en la intersección de dos eras, porque alcanzamos a jugar “congelados” o “la lleva” pero también usamos Messenger y fuimos pioneros en Facebook, gran ventaja.

Mi hermana menor, Natalia me cuenta lo que hace en clase, las redes sociales que utiliza, veo sus fotos, y quedo impactada. Yo en clase jugaba “stop” o “ahorcado” para pasar el tiempo, mientras la profesora calificaba o salía a compinchar y tomar tinto; ella no, Nata se toma snaps y juega con los efectos de esta aplicación y cuando se aburre de esto y de subir 10381 historias, se reúne con sus amiguitos para contestar cuestionarios de BuzzFeed, a ver ¿Qué princesa de Disney eres? O ¿Qué tan fresa eres?

Recuerdo que cuando tenía 12 años y estaba cursando sexto grado, durante la clase se rotaba un cuaderno que tenía en la portada escrito “el chismografo de 6to B”, se trababa, como su nombre lo indica, de chismes de la clase. Cada integrante del curso tenía dentro del cuaderno 3 páginas en blanco, donde tu ponías nombre completo, edad, tu correo, color favorito, cantante favorito, quien te gustaba (mucho valiente el que lo pusiera), a qué edad habías dado tu primer beso, entre otros datos que alimentaban la curiosidad de todo el curso, pero además se podía escribir en las páginas de otros compañeros, se recibían comentarios tanto negativos como positivos, algunos firmados, otros no. Si alguien te caía mal ¿para qué decírselo en la cara? Escríbelo en el chismografo. Este cuadernito, que veo como un primitivo grupo de Whatsapp, causo muchos problemas en el curso, los niños de 12 años pueden ser bastante crueles, pero también, en lo personal me facilito algunas cosas, especialmente para afinar mis estrategias de coqueteo con el niño que me gustaba.
Lo llamaremos Pepe. A mí me encantaba Pepe, me hacía reír mucho y me gustaban sus ojos color miel, ese hombre tenía que estar en mi vida. La vaina es que yo siempre he sido como medio torpe para coquetear, así que me ponía muy nerviosa cuando me hablaba y yo solo sabía hacer dos cosas cuando ese niño estaba cerca: sonreír nerviosamente y sudar. El chismografo me otorgo datos valiosos acerca de mi Pepe, él era un año mayor que yo, le gustaba el azul, su artista favorito era Pxanda (El man no podía ser tan perfecto, alguna vaina mala debía tener) y no le gustaba nadie. Mi oportunidad. También me percate que su correo estaba anotado en este cuaderno, así que tome nota y llegue directico a mi casa a agregarlo a Messenger, pero oh sorpresa, él me había agregado a mí.

Y así comenzó una historia protagonizada por largas charlas en Messenger, zumbidos y muñequitos que lanzaban besitos eran el pan de cada tarde luego de llegar al colegio. Me gustaría poder contarles que nos hicimos novios y todo fue maravilloso, pero no, el decidió que otra niña del curso, que estaba más desarrolladita  (if you Know what i mean) podría ser una mejor novia.

A lo que quería llegar con la historia es que los tiempos han cambiado, que mi hermana nunca sabrá que es sentir esa emoción que uno sentía cuando la persona que te gustaba se conectaba, o conectar Ares con Mesenger y así mandar indirectas con la canción que estaba escuchando. Ahora estamos en grupos de Whatsapp, mandamos memes y cuando tenemos suerte somos administradores y podemos poner fotos vergonzosas de nuestros amigos como foto de perfil.


Recuerdo también que amaba jugar en Paint, hacer dibujitos jurándome Picasso, mi truco era usar el borrador de diferentes tamaños, así hacia las ventanas de los edificios y le ganaba a mi prima en las competencias de “quien hace el dibujo más lindo”. Ahora dibujo en Snapchat, y hago obras tan creativas como estas: 

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Mis fotos a la edad de mi hermana dan vergüenza ajena, y me cuestiono porque mi mamá me decía que me veía bien si desde marte podía verse que mi sentido de la estética era casi nulo. Los TKM y lo MUAKS en letra rosada, más la pixeleada de todo lo que no fuera son el perfecto coctel de escarnio público, y en mi perfil de Facebook no podrían faltar las etiquetas en fotos así:

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Pero bueno, aprendí de mi error y esas fotos han sido borradas, la mayoría, otras todavía las utiliza Fernando para ese chistesito en los grupos de Whatsapp que les conté anteriormente.

En conclusión, mi hermana y yo hemos querido lo mismo,contar chismes, comunicarnos con nuestros amigos y traga, hacer dibujos y tomar una que otra foto. Yo empece con el chismografo y ella con whatsapp y lo más probable es que ambas usemos alguna próxima red  y nuestros nietos se reirán con mis historias sobre como por querer ver la foto de perfil de mi crush accidentalmente le di a "vídeo llamada" y perdí mi dignidad. 




















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