domingo, 12 de febrero de 2017

Mi relación con el Internet

Querido Internet:

Tú, conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas, me has decepcionado. Recuerdo nuestro primer encuentro: Mi primera encarta, un portal que tenía diccionario para niños y juegos de memoria, ya no necesitaba de Paint para divertirme, tú me ofreciste un software educativo lleno de información que ya no recuerdo, pero que me fue útil para el colegio. Tenía los datos necesarios para superar mi primaria con rotundo éxito. No dude de ti, nunca, fue tan fácil para mi creer en tus palabras, esa confianza que me trasmitiste fue suficiente para hacer mis tareas y exposiciones, tus juegos me divertían y me enseñaban quien pinto la mona lisa o escribió el quijote de la mancha, no hubo mentira alguna, fuiste sincero conmigo, mis padres y mis profesores te aprobaron ¿y cómo no?, eras tan puro.

 Luego Messenger, qué inocente era, me acercaste a mis amigos por medio de zumbidos y bombas de agua virtuales, conocí los emojis, tú me enseñaste que era expresarme por medio de animales y caritas, mi dificultad para decir lo que pienso y mi pereza de escribir mucho te agradecen tan significativo acto. Ahora podía no sólo chismear en clase, sino pasar horas y horas cotorreando con mis amigas, y con todas al mismo tiempo. Tengo que admitir que a esa corta edad me fue más fácil hablar por Messenger con los niños barones de mi clase, nada me causaba más adrenalina que mandarle un “hola” al niño que me gustaba, y luego mandarle un zumbido, así como para no perder el toque de intensa que me caracteriza desde pequeña.

Sin saberlo, me adentraba lentamente al mundo de las redes sociales. Facebook es una realidad paralela, donde la vaina se complicaba un poco y a la vez me facilitaba ese proceso de la socialización, al que a mis 12 años le temía. Internet, tú y Facebook se han encargado de inmortalizar mis peores etapas, fotos tomadas en Cameroid para ser posteriormente editadas con Picnik, con “TKM” y “XOXO”, para completar, estados que reflejaban mi “depresión profunda” pre-adolecente. Tu eres cruel internet, no viste como suficiente mi vergüenza y ahora cada vez que abro Facebook tengo un “recuerdo” ¿Qué te hace creer que quiero recordar eso?

Pero también me has regalado momentos hermosos, me has otorgado algo que te agradeceré por siempre: películas y series. Mis viernes y sábados lluviosos no serían nada sin ti, mis ojeras gritan cuevana y pelis24, nada podrá remplazar los instantes que hemos pasado juntos. YouTube fue todo un hit, mejor dicho, ¡la toteaste! Qué buen invento, que buena idea se te ocurrió para hacerme aún más dependiente de ti. Porque no sólo me ofreciste música, sino toda una recopilación de vídeos estúpidos, pero tan TAN entretenidos, además, poco a poco me ibas conociendo mejor, me recomendabas cosas que sabias que me iban a gustar, pocas veces te equivocaste.

En mi vida académica, tu y yo éramos uno, no había tarea o proyecto al que no recurriera a ti, y sé que así va a ser siempre, nuestra relación en este tema será eterna, te lo prometo. Pero en esta clase de información y documentación me han contado cosas sobre ti que no me han gustado mucho. Yo recurría a ti porque sé de las capacidades que tienes y lo mucho que le has aportado a mi vida, pero ¿Cómo así que a veces mientes? Yo nunca te he mentido a ti, te he dicho donde vivo, que me gusta, mi fecha de nacimiento, todo lo que te doy es verídico, ¿y tú me pagas con esto, internet?. Está bien, entiendo que unas cuantas bromitas, que cadenas en WhatsApp sobre que ahora van a cobrar, unas cuantas noticias falsas, fotos editadas, está bien, podía soportarlo, lo entiendo, pero ¿meterse con mi vida académica? No, no lo voy a aceptar.

De ahora en adelante ya no voy a confiar tan ciegamente en ti, me has demostrado que no eres tan perfecto como te dices ser, y que has cambiado desde nuestro primer encuentro en Mi primera encarta. Ya no eres el mismo, o tal vez yo no lo quería ver, no lo sé. Sólo sé que ahora te haré muchas preguntas, de hecho, en clase creamos un cuestionario para saber cuándo nos mientes, porque al menos no soy la única que cayó redondita en tus redes, no, somos más, estamos unidos por una causa: saber cuándo nos mientes y tal vez en un futuro poder cambiarte, lograr que mejores. Tu puedes, yo lo sé.

Ahora mirare la extensión de las páginas web que me muestras, verificaré tus fuentes, estaré más atenta a la biografía, buscare el contacto del autor, porque me canse; me canse de que cada vez que me pregunten de donde saque la información decir: “Wikipedia profe” ¿Qué es eso? ¿Qué me has hecho? No, no más, ahora sonaré diferente cuando nombre paginas científicas o diccionarios especializados, seré una nueva persona, también con tu ayuda.
No todo es tu culpa, en una relación las cosas son de los dos, yo también sentía como suficiente lo que me entregabas, me recostaba en ti y no recurría a los libros u otras fuentes. Qué mediocre fui y qué alcahueta fuiste tú. Es hora de dar un paso, ambos, es hora de que nuestra relación madure y avance, si yo soy consciente de la forma en que busco y uso la información, tu podrás aportarme justo lo que necesito. He de resaltar grandes facultades que posees, tu rapidez, tu variedad, la forma en que las distancias se hacen cada vez más cortas, eres maravilloso, por eso te amo. Pero porque te amo, me amo y amo mi vida académica e intelectual, vamos a lograrlo.

Se acabaron nuestros encuentros jocosos de “la mujer con tres senos” “haz maíz pira con los celulares de tus amigos” “carga tu celular con una sandía”, no te creo más, fue divertido, lo sé, pero me fallaste no una, sino varias veces, por eso la confianza que tenía en ti ya no es la misma. No niego lo divertido que eres y la inmensa cantidad de sonrisas que me has sacado (también lágrimas, los vídeos de “solado que regresa a casa” son mi debilidad), has estado para mí en cada momento de mi vida: si estoy triste tengo una lista de reproducción en YouTube que se llama “para llorar poquito” #datoreal, si necesito concentrarme hasta los mismísimos Mozart, Tchaikovsky y Chopin están ahí. Tú haces eso posible

Esta carta es también para agradecerte. Gracias por libros enteros en PDF, por películas que ya no consigo en la esquina pirateadas, por Spotify, por los memes, por Julio el profe, por “vídeos de caídas 2016” (o 2015, da igual, los he visto todos) y por “gatitos súper tiernos”. Gracias por Skype, Snapchat, Instagram, twitter y Facebook. Desde Juegos.com hasta Yahoo! respuestas. Gracias. Esto no es un adiós, es un “sí, pero ¿y las fuentes?






No hay comentarios:

Publicar un comentario